La Compañía de Jesús ha tomado medidas drásticas al apartar provisionalmente a un sacerdote jesuita que ha sido acusado de abusos a un menor en Alicante. Los hechos, que se habrían producido entre 2000 y 2010, han generado una gran conmoción en la comunidad y han llevado a la orden religiosa a actuar con rapidez. Este sacerdote, que ocupaba un cargo en la Conferencia Episcopal Española, ha sido objeto de un proceso interno que ha culminado en su separación de todas las responsabilidades eclesiásticas mientras se investiga la veracidad de las acusaciones.
### Contexto de las Acusaciones
La noticia de la suspensión del sacerdote llega en un momento en que la atención sobre los abusos en instituciones religiosas ha aumentado considerablemente. En Alicante, este año ya se había dado a conocer un caso similar relacionado con la orden de los Agustinos, donde se admitieron abusos por parte del Padre Ángel Escapa, un exdirector de un colegio local. La gravedad de estas situaciones ha llevado a la Compañía de Jesús a actuar con responsabilidad, reconociendo la importancia de abordar las denuncias de manera seria y transparente.
Según un comunicado emitido por los jesuitas, la orden fue informada de las acusaciones en julio de este año a través de su canal interno de denuncias. Tras realizar las primeras verificaciones, se recabó un testimonio que consideraron «verosímil» en septiembre. Ante la gravedad de la situación, decidieron remitir la información a la Fiscalía para que se investigue si los hechos están prescritos, dado que ocurrieron hace más de dos décadas. Además, informaron a la Conferencia Episcopal Española, dado que el sacerdote en cuestión tenía un cargo dependiente de esta institución.
La respuesta de la Compañía de Jesús ha sido clara: el sacerdote ha sido apartado de su puesto y se encuentra en una comunidad de la orden, sin ninguna actividad pastoral, bajo medidas cautelares de supervisión. La orden ha enfatizado su compromiso con la presunción de inocencia, pero también ha manifestado su «profundo dolor» por las acusaciones y su disposición a colaborar con las autoridades judiciales y eclesiásticas.
### Reacciones y Apoyo Institucional
El obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla Aguirre, ha expresado su respaldo a la Compañía de Jesús tras la decisión de apartar al sacerdote. En sus declaraciones, el obispo ha indicado que no tenía conocimiento de los hechos hasta que fueron divulgados por la prensa, subrayando la independencia de las congregaciones religiosas en el manejo de estos asuntos. Munilla ha afirmado que la responsabilidad recae en la propia Compañía de Jesús, que ha actuado conforme a sus protocolos internos.
La situación ha suscitado un debate más amplio sobre la gestión de las denuncias de abusos dentro de la Iglesia. La Compañía de Jesús ha reiterado su compromiso de escuchar y apoyar a las posibles víctimas, y ha recordado que, en el ámbito del derecho canónico, los delitos de abusos no prescriben de la misma manera que en la jurisdicción civil. Esto significa que, aunque la vía penal pueda estar cerrada por la prescripción, el procedimiento canónico puede continuar, lo que abre la puerta a una posible justicia para las víctimas.
La comunidad ha reaccionado con una mezcla de indignación y apoyo a las víctimas, destacando la necesidad de que las instituciones religiosas tomen medidas más efectivas para prevenir y abordar los abusos. La transparencia y la rendición de cuentas son aspectos que muchos consideran esenciales para restaurar la confianza en la Iglesia y en sus líderes.
La Compañía de Jesús ha manifestado su intención de seguir recogiendo testimonios que puedan aportar más información sobre este caso y otros hipotéticos. Este enfoque proactivo es visto como un paso positivo hacia la sanación de las heridas causadas por los abusos en el pasado y la creación de un entorno más seguro para todos.
La situación en Alicante es un recordatorio de que las instituciones deben ser responsables y estar dispuestas a enfrentar las verdades incómodas de su historia. La lucha contra el abuso y la protección de los más vulnerables debe ser una prioridad para todas las organizaciones, especialmente aquellas que tienen un impacto tan profundo en la vida de las personas. La respuesta de la Compañía de Jesús y el apoyo del obispo son pasos importantes, pero el camino hacia la justicia y la reparación es largo y requiere un compromiso continuo.
