En la calurosa ciudad de Alicante, el Parque Cronista Enrique Cutillas se presenta como un espacio que debería ofrecer alivio del intenso calor, pero que se ha convertido en un lugar de descontento y abandono. Con temperaturas que superan los 36 grados, los vecinos de San Blas buscan desesperadamente la sombra, pero se encuentran con un entorno que no solo es incómodo, sino también insalubre. Este parque, que en teoría debería ser un refugio climático, se ha visto invadido por una plaga de mosquitos y otros insectos, lo que ha llevado a los residentes a renunciar a su uso.
La presidenta de la Asociación de Vecinos El Magro de San Blas, Encarni López, ha expresado su frustración ante la falta de mantenimiento del parque. «No solo hay mosquitos, también pulgas y chinches, y no se puede venir con niños porque el Ayuntamiento no fumiga», denuncia. La situación es alarmante: en un breve periodo de tiempo, dos vecinas sufrieron múltiples picaduras mientras intentaban disfrutar de lo que debería ser un espacio recreativo. La acumulación de basura, plásticos, botellas y otros desechos ha transformado el parque en un lugar poco acogedor, donde incluso se han encontrado neumáticos abandonados.
### La Proliferación de Insectos y el Abandono Municipal
La proliferación de mosquitos en el parque ha sido un tema recurrente entre los vecinos. A pesar de que el parque cuenta con columpios, bancos y máquinas de gimnasia, la experiencia de disfrutar de estas instalaciones se ve arruinada por la presencia de insectos. «Hace años que desapareció aquel parque, ahora su imagen es bien distinta», lamenta Encarni, quien ha sido una de las voces más activas en la denuncia de la situación del parque. La falta de acción por parte del Ayuntamiento ha llevado a muchos a considerar el parque como un espacio perdido.
La ola de calor que ha azotado Alicante ha hecho que el parque, que debería ser un refugio, se vuelva prácticamente inutilizable. «Con bebés o niños pequeños no se puede venir porque son un peligro las picaduras», comenta Luna Ruano, otra vecina afectada. La escasez de espacios verdes en la ciudad hace que la situación sea aún más preocupante. María Llopis, quien pasea a su perro por las inmediaciones, subraya la irresponsabilidad de prescindir de un parque en una ciudad donde los espacios recreativos son limitados.
A pesar de la situación, el parque ha servido como un alivio para algunas personas sin hogar que buscan refugio del calor extremo. Sin embargo, esta realidad ha generado quejas entre los residentes, quienes han notado un aumento en el vandalismo y la inseguridad. «Solicitamos más vigilancia policial, ya ha habido más de un altercado y por eso también hemos dejado de entrar», señala Encarni López. La presencia de personas sin hogar es un reflejo de una problemática social más amplia, que no debe ser ignorada.
### Un Espacio Verde en Crisis
El Parque Cronista Enrique Cutillas ha sido objeto de quejas constantes durante la última década. Antes de la pandemia, los vecinos ya habían expresado su preocupación por la falta de iluminación y la inseguridad que reinaba en el parque al caer la noche. «Sigue pareciendo una jungla, además de no fumigar y no vigilar, no se poda bien y a determinadas horas es una boca de lobo donde solo hay mugre», sentencia Encarni. La falta de mantenimiento ha llevado a que el parque se convierta en un lugar poco atractivo para los vecinos, quienes prefieren evitarlo por completo.
La situación del parque es un claro ejemplo de cómo la falta de atención por parte de las autoridades puede transformar un espacio que debería ser un refugio en un lugar de descontento y abandono. La comunidad de San Blas-Santo Domingo ha alzado la voz en numerosas ocasiones, pero hasta ahora, sus demandas han caído en oídos sordos. La necesidad de un mantenimiento adecuado, la fumigación regular y una mayor vigilancia son aspectos que los vecinos consideran esenciales para recuperar el parque como un lugar seguro y agradable para todos.
El Parque Cronista Enrique Cutillas, que debería ser un oasis en medio del calor de Alicante, se ha convertido en un símbolo de la falta de atención a las necesidades de la comunidad. La lucha de los vecinos por recuperar su parque es un recordatorio de que los espacios públicos deben ser cuidados y mantenidos para el beneficio de todos. La esperanza de que el Ayuntamiento tome medidas para mejorar la situación persiste, pero la paciencia de los residentes se está agotando.