Las luces de la ciudad se encienden y la tradición se renueva en Alicante con el inicio de una nueva temporada de presentaciones de las hogueras. Este evento, que marca el comienzo de una serie de celebraciones, destaca no solo por sus coloridos trajes y música vibrante, sino también por la elegancia de las mantillas que adornan a las novias alicantinas. En el corazón de esta tradición se encuentra Mari Carmen González, una figura emblemática que ha dedicado su vida a la creación y perfección de estas piezas únicas. Su legado perdura en cada ondulación de las mantillas que han sido parte de la historia de la fiesta.
La historia de Mari Carmen González es un relato de pasión y dedicación. Desde la década de los 80, cuando la técnica del almidonado parecía estar en peligro de extinción, ella tomó la decisión de revivir esta tradición. Con una visión clara y un deseo de mejorar, comenzó a experimentar con las mantillas, buscando siempre la perfección. Su primer gran éxito llegó cuando un conocido diseñador le pidió que creara mantillas para un evento importante. El resultado fue tan impresionante que nunca más se devolvió una mantilla por problemas de caída. Este éxito inicial la catapultó a la fama entre los talleres de indumentaria alicantina, donde su nombre se convirtió en sinónimo de calidad y tradición.
La técnica de Mari Carmen no solo se basa en el almidonado; su mayor aportación fue el desarrollo del «encañonado», un proceso que da forma a las siete ondas características de las mantillas. Estas ondas, conocidas como «cañones», no son solo un detalle estético, sino que tienen un significado profundo. Según Mari Carmen, la disposición de las ondas debe ser precisa para que la mantilla se ajuste perfectamente a la cabeza de la novia, terminando a la altura de la oreja. Este nivel de detalle es lo que distingue su trabajo y lo que ha mantenido viva la tradición de las mantillas en Alicante.
El proceso de creación de una mantilla es un arte en sí mismo. Mari Carmen describe su trabajo como un ritual manual que requiere paciencia y precisión. Cada mantilla es medida y ajustada a las dimensiones de la cabeza de la novia, un proceso que ella considera esencial. «Cada chica tiene una cabeza diferente, y es fundamental que la mantilla se adapte a ella», explica. Después de tomar las medidas, el siguiente paso es almidonar, secar y rizar la mantilla, un proceso que puede llevar horas de trabajo meticuloso. Para fijar la forma, Mari Carmen utiliza rulos y pinzas, asegurándose de que cada detalle sea perfecto.
A lo largo de su carrera, Mari Carmen ha enfrentado numerosos desafíos, pero su amor por la tradición y su compromiso con la calidad siempre han prevalecido. A pesar de su jubilación, su legado continúa vivo. Su hija, Violeta Trives, es la única que conoce los secretos de su técnica, aunque ha decidido no continuar con la tradición. Esto ha llevado a que algunos le ofrezcan dinero a cambio de su fórmula secreta, pero Mari Carmen siempre ha rechazado estas ofertas, considerando su técnica como un patrimonio moral que debe ser preservado.
Hoy, aunque ya no está almidonando ni encañonando mantillas, Mari Carmen sigue siendo una figura influyente en el mundo de las hogueras. Su mirada crítica aún puede detectar cualquier error en las ondulaciones de las mantillas durante los desfiles, y su legado se siente en cada presentación. Este sábado, las bellezas y damas de la hoguera Sèneca-Autobusos, a la que pertenece Mari Carmen, comenzarán a mostrar las primeras siluetas onduladas en sus mantillas, un recordatorio de la maestría de esta mujer que ha dedicado su vida a mantener viva una tradición.
La historia de Mari Carmen González es un testimonio de la importancia de la tradición y la artesanía en la cultura alicantina. Su dedicación y pasión han dejado una huella imborrable en la historia de las hogueras y en el corazón de quienes han tenido el privilegio de llevar sus mantillas. A medida que la ciudad se prepara para celebrar una vez más, el espíritu de Mari Carmen vive en cada ondulación, en cada almidonado, y en cada sonrisa de las novias alicantinas que continúan llevando su legado con orgullo.