La reciente renovación del parque de Santa Teresa en Alicante ha suscitado una serie de críticas y preocupaciones entre los ciudadanos y expertos en patrimonio. A pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento para embellecer esta área, el emblemático panteón de Trino González de Quijano ha quedado en un estado de abandono que no ha pasado desapercibido. Este artículo explora la historia del panteón, su importancia cultural y las reacciones de la comunidad ante su desatención.
La historia de Trino González de Quijano es fundamental para entender la relevancia del panteón en la ciudad. Quijano fue gobernador civil de Alicante en 1854 y se le recuerda por su valiente gestión durante una epidemia de cólera que azotó la provincia, causando cerca de 2.000 muertes. Su liderazgo en la implementación de medidas de emergencia, como la regulación de precios de productos básicos y la organización de ayuda para los afectados, lo convirtió en un héroe local. Tras su muerte a causa de la enfermedad, la ciudad decidió honrar su memoria construyendo un panteón en el parque de Santa Teresa, un lugar que se ha convertido en un símbolo de reconocimiento a su legado.
Sin embargo, a pesar de la reciente renovación del parque, el panteón ha quedado desatendido. Alfredo Campello, miembro de la asociación Alicante Vivo, ha expresado su descontento al señalar que, aunque el jardín ha sido restaurado, el monumento central sigue sin las piezas que le faltan. Según Campello, el panteón presenta daños visibles, como letras caídas, relieves ausentes y una efigie deteriorada. Esta situación ha generado un sentimiento de frustración entre quienes valoran el patrimonio cultural de la ciudad, ya que consideran que es incoherente que se invierta en la renovación del parque mientras se ignora el estado del monumento que lo representa.
La falta de atención al panteón no solo es un problema estético, sino que también plantea cuestiones sobre la preservación de la memoria histórica de Alicante. Historiadores como Carlos Brotons han denunciado el estado del monumento en redes sociales, describiéndolo como «bastante triste» y subrayando que el panteón es un elemento único que debería estar mejor conservado. Brotons también ha señalado las deficiencias en el parque renovado, como la falta de control sobre la entrada de mascotas, lo que contradice las normas establecidas por el Ayuntamiento.
La polémica se ha intensificado aún más debido a las declaraciones del Ayuntamiento sobre el obelisco que forma parte del panteón. En un comunicado, el consistorio afirmó que este obelisco homenajea a los Héroes del 2 de Mayo de Madrid. Sin embargo, esta afirmación ha desconcertado a los expertos, ya que el arquitecto Francisco Morell, autor del monumento, se inspiró en el obelisco de Madrid, pero no incluyó ninguna dedicatoria a esos héroes en el panteón de Quijano. En su lugar, el monumento presenta los nombres de diversas localidades de la provincia que contribuyeron a su construcción, lo que resalta la conexión local y el reconocimiento a la comunidad en lugar de a eventos históricos lejanos.
La situación del panteón de Quijano es un reflejo de un problema más amplio en la gestión del patrimonio cultural en muchas ciudades. La falta de recursos y atención a monumentos históricos puede llevar a la pérdida de identidad y memoria colectiva. En el caso de Alicante, la comunidad ha mostrado un fuerte interés en preservar su historia, y es fundamental que las autoridades reconozcan la importancia de estos espacios y se comprometan a su mantenimiento.
La renovación del parque de Santa Teresa, aunque bien intencionada, ha dejado al descubierto la necesidad de un enfoque más integral en la gestión del patrimonio. La comunidad espera que el Ayuntamiento tome medidas para restaurar el panteón de Quijano y garantizar que este símbolo de la historia local reciba el cuidado que merece. La preservación del patrimonio no solo es una cuestión estética, sino también un deber hacia las generaciones futuras, que deben poder conocer y valorar la historia de su ciudad. En este sentido, es crucial que se establezcan planes de conservación y mantenimiento que incluyan a todos los elementos significativos de la comunidad, asegurando que no se repitan situaciones de abandono como la que actualmente afecta al panteón de Quijano.