La tragedia que azotó València el 29 de octubre de 2024 dejó huellas imborrables en la comunidad. Un año después, la desaparición de Elisabet Gil Martínez, conocida como Eli, y su madre, Elvira Martínez Alfaro, sigue siendo un recordatorio doloroso de la devastación provocada por la dana. Ambas perdieron la vida en un evento que se convirtió en un tsunami de agua y lodo, llevándose consigo a más de 220 personas. La historia de Eli y Elvira es un testimonio de la angustia y la lucha por la verdad en medio de la tragedia.
La jornada fatídica comenzó como cualquier otro día. Eli, madre de un joven de 19 años y una niña de 5, no tenía previsto trabajar ese día. Sin embargo, un imprevisto en el turno de su compañero la llevó a cubrir su puesto en el hotel La Carreta, donde trabajaba junto a su madre. Este cambio de planes resultó ser fatal. A las 5 de la tarde, cuando Eli y Elvira se dirigían al trabajo, la tormenta ya había comenzado a desbordar los límites de lo que se consideraba seguro.
El coche de Elvira, un Ford Focus negro, quedó atrapado en un atasco a la salida de Cheste, mientras el barranco del Poyo se desbordaba. La angustia se palpaba en el ambiente, y Eli, consciente de la situación, grabó dos vídeos que se convirtieron en testimonios desgarradores de su última hora. En el primero, se observa el caos en la carretera, con coches parados y la desesperación de quienes intentaban escapar de la tormenta. En el segundo, la situación se tornó crítica, con el coche ya inmerso en el agua, mientras Eli y su madre luchaban por encontrar una salida.
La grabación de Eli, que dura apenas 13 segundos, captura la desesperación en su voz y la determinación de su madre. A pesar de la adversidad, Elvira intentaba mantener la calma, pero el destino ya había tomado su curso. La búsqueda de Eli ha sido un esfuerzo constante por parte de su familia, especialmente de Ernesto Martínez, hermano de Elvira y tío de Eli. Ernesto ha estado presente en cada manifestación y concentración, exigiendo respuestas sobre la gestión del Gobierno valenciano ante la tragedia. La falta de acción y la ineficacia en la respuesta a la emergencia han sido temas recurrentes en sus reclamos.
La Guardia Civil ha utilizado los vídeos grabados por Eli como parte de su investigación para localizarla. Se presume que su cuerpo podría estar sepultado en algún campo a orillas del Poyo, donde se encontraron otros seis fallecidos. La búsqueda ha sido un proceso doloroso y frustrante para la familia, que no ha perdido la esperanza de encontrar a Eli. La historia de Eli y Elvira es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de cómo un día normal puede convertirse en una tragedia en cuestión de minutos.
La dana de octubre de 2024 no solo dejó un saldo trágico de vidas perdidas, sino que también expuso la vulnerabilidad de la infraestructura y la preparación ante desastres naturales en la región. Las lluvias torrenciales que azotaron València fueron un fenómeno meteorológico devastador, pero la falta de preparación y respuesta adecuada por parte de las autoridades ha sido objeto de críticas. La comunidad ha exigido una revisión de los protocolos de emergencia y una mayor inversión en infraestructura para prevenir futuras tragedias.
El impacto emocional de la dana ha sido profundo. Las víctimas y sus familias han tenido que lidiar con el duelo y la incertidumbre. La psicóloga de emergencias, María Esteve, ha señalado que las experiencias traumáticas como esta pueden manifestarse en problemas de salud mental a largo plazo. La comunidad se ha unido para apoyar a las familias afectadas, organizando eventos y actividades para mantener viva la memoria de las víctimas y exigir justicia.
A medida que se acerca el aniversario de la dana, la memoria de Eli y Elvira sigue viva en el corazón de sus seres queridos y en la comunidad. La lucha por la verdad y la justicia continúa, y la esperanza de que se tomen medidas para evitar que tragedias similares ocurran en el futuro es un objetivo compartido por todos. La historia de Eli y Elvira es un testimonio de amor, pérdida y la búsqueda incesante de respuestas en medio de la adversidad. La comunidad de València se mantiene unida, recordando a quienes perdieron la vida y apoyando a aquellos que aún buscan respuestas.
