El exfutbolista brasileño Robinho ha hecho su primera aparición pública desde que comenzó a cumplir su condena en la Penitenciaría II de Tremembé, en Sao Paulo. En un video difundido recientemente, Robinho desmintió los rumores sobre privilegios y su supuesta influencia dentro del penal, donde cumple una pena de nueve años por violación grupal. Esta declaración marca un cambio en su estrategia comunicativa, ya que había mantenido un perfil bajo desde su ingreso en marzo de 2024.
### La Realidad Carcelaria de Robinho
Robinho, quien fue una estrella en clubes como el Real Madrid y el AC Milan, se encuentra en una celda de ocho metros cuadrados, compartida con un joven condenado por incitar al suicidio. La Penitenciaría Dr. José Augusto César Salgado P2 alberga a aproximadamente 430 reclusos, muchos de ellos de alto perfil. A pesar de su situación, Robinho ha decidido participar activamente en programas laborales y educativos, buscando reducir su condena. Según la legislación brasileña, los reclusos pueden descontar un día de su pena por cada 12 horas de trabajo realizado.
Entre las actividades que realiza, se encuentra la reparación de televisores y radios, lo que ha logrado tras completar un curso de electrónica de 600 horas. Además, se encarga del cuidado del huerto del penal y participa en un club de lectura. Su abogado, Mario Rosso Vale, ha declarado que Robinho es un preso ejemplar que no ha tenido problemas con otros internos, manteniendo un comportamiento adecuado en todo momento.
En el video, Robinho enfatiza que su dieta y horarios son iguales a los de los demás internos, negando cualquier trato especial. Asegura que no ha recibido alimentos diferentes ni ha tenido privilegios en su rutina diaria. También se refirió a las especulaciones sobre su estado mental, afirmando que nunca ha tenido problemas psicológicos ni ha requerido medicación. «Es difícil estar preso, pero gracias a Dios mantengo la cabeza fría», afirmó.
### La Condena y el Contexto Judicial
La condena de Robinho se origina en un caso de violación grupal ocurrido en 2013, cuando él y otros hombres agredieron a una mujer albanesa de 23 años en una discoteca en Milán. La justicia italiana lo sentenció a nueve años en 2017, y esta sentencia fue confirmada en 2022 por el Tribunal de Casación. A pesar de la gravedad de su delito, Robinho ha mantenido su versión de que las relaciones fueron consensuadas, argumentando que se retiró del lugar cuando la mujer decidió continuar con otros hombres.
Las grabaciones de conversaciones telefónicas entre Robinho y otros condenados fueron cruciales en el juicio, donde se evidenció su desprecio hacia la víctima. En estas grabaciones, Robinho se refería a la mujer de manera despectiva, lo que contribuyó a la condena por violencia sexual. A pesar de los múltiples recursos legales que ha presentado, todos han sido rechazados, incluyendo el más reciente en septiembre de 2025.
La situación de Robinho es un reflejo de la complejidad del sistema judicial y penitenciario en Brasil. La Constitución brasileña prohíbe la extradición de ciudadanos nacionales, lo que llevó a que la condena italiana se ejecutara en Brasil. Esto ha generado un debate sobre la justicia y la rehabilitación en el país, especialmente en casos de delitos graves como el de Robinho.
En su búsqueda por acceder a un régimen semiabierto, Robinho deberá cumplir al menos hasta 2027 en régimen cerrado. Su vida en prisión, marcada por la rutina y el trabajo, contrasta con la imagen de lujo y éxito que tuvo durante su carrera futbolística. A medida que avanza su condena, la atención mediática sobre su caso continúa, planteando preguntas sobre la rehabilitación de delincuentes y la percepción pública de la justicia.
Robinho, a pesar de su situación, ha decidido no rendirse y busca aprovechar al máximo su tiempo en prisión. Su historia es un recordatorio de que la vida puede dar giros inesperados, y que incluso aquellos que han alcanzado la fama pueden enfrentar consecuencias severas por sus acciones.
