En el corazón de Alicante, donde la modernidad y la tradición a menudo chocan, se encuentra la historia de Rafael Torres Aznar, conocido como Felete, el último pescador del emblemático barrio del Raval Roig. A sus 61 años, Felete ha dedicado su vida a la pesca, un oficio que ha ido desapareciendo en la región, pero que él ha mantenido vivo a través de su pasión y dedicación. En un pequeño taller en la calle Virgen del Socorro, Felete remienda redes mientras comparte anécdotas sobre su vida en el mar, un mundo que ha cambiado drásticamente desde su infancia.
### La Tradición Pesquera del Raval Roig
El Raval Roig, un barrio que alguna vez fue el corazón de la pesca en Alicante, ha experimentado una transformación significativa a lo largo de los años. Lo que solía ser un bullicioso centro de actividad pesquera se ha convertido en una zona de altos edificios y precios exorbitantes, donde la esencia de la vida marina se ha desvanecido. Sin embargo, Felete sigue siendo un símbolo de esa tradición, un recordatorio de los días en que las mujeres tejían redes en las calles y los hombres regresaban del mar con sus capturas.
Felete, que ha estado vinculado al mar desde que nació, recuerda su infancia en la calle San Cayetano, donde la vida giraba en torno a la pesca. Su bisabuelo, un vendedor de paja, inspiró el nombre de su barco, Els Payeros. Este barco de 11 metros es su hogar en el mar, donde cada madrugada zarpa en busca de bonitos, lecholas y salmonetes. La técnica de la pesca de arte menor que utiliza, con trasmallos que atrapan a los peces en su intento de atravesar la red, es un arte que ha perfeccionado a lo largo de los años.
La pesca no es solo un trabajo para Felete; es una forma de vida. A pesar de las dificultades que enfrenta, como el aumento de los costos de combustible y la competencia de las piscifactorías, su amor por el mar y la pesca sigue intacto. «La gente no quiere trabajar en el mar porque es muy duro», dice, reflejando la realidad de un oficio que ha visto un notable descenso en el número de pescadores.
### Desafíos Modernos y la Resiliencia del Pescador
La vida de un pescador en la actualidad está llena de desafíos. La modernización de la industria pesquera ha traído consigo nuevas tecnologías que, aunque han facilitado algunas tareas, también han cambiado la dinámica del trabajo en el mar. Felete menciona cómo el uso de GPS ha reemplazado al escandallo, un plomo cónico que solía utilizarse para medir la profundidad del agua. Además, las redes de nailon han sustituido a las de hilo, lo que ha hecho que la pesca sea más eficiente, pero también ha traído consigo nuevos problemas, como la fragilidad de las redes frente a depredadores como el cangrejo azul y los delfines.
La pesca ha pasado de ser una actividad cotidiana a convertirse en un lujo, y Felete es consciente de que su oficio está en peligro de extinción. La falta de interés de las nuevas generaciones por seguir esta tradición es alarmante. «No solo en la ciudad, también en los pueblos tienen el mismo problema», afirma, subrayando la necesidad de revitalizar el interés por la pesca y la vida marina.
A pesar de estos desafíos, Felete sigue siendo un pilar de su comunidad. Su taller, donde repara redes y comparte historias, se ha convertido en un lugar de encuentro para aquellos que aún valoran la tradición pesquera. Su sobrino, quien lo acompaña en sus labores diarias, representa la esperanza de que esta herencia no se pierda por completo. Felete se siente afortunado de tener un heredero que comparte su pasión, lo que le da un nuevo propósito en su vida laboral.
La historia de Felete es un testimonio de la resiliencia y la dedicación de aquellos que eligen vivir de acuerdo con las tradiciones de sus antepasados. Aunque el futuro de la pesca en Alicante es incierto, su amor por el mar y su compromiso con su oficio son inquebrantables. En un mundo que avanza rápidamente hacia la modernidad, Felete se aferra a su legado, recordando a todos que la vida en el mar es más que un trabajo; es una forma de vida que merece ser preservada.