La vida de Laura Pérez, una madre de Alicante, se ha convertido en una verdadera odisea tras su separación en mayo de 2024. Después de 14 años de relación con el padre de sus dos hijos, Laura se encontró en una situación crítica que la llevó a vivir en la calle con sus pequeños, de 8 y 10 años. A pesar de que la jueza le otorgó la custodia de los niños y dictó una orden de alejamiento contra su expareja, la realidad es que el padre sigue viviendo en la casa familiar, mientras Laura y sus hijos se ven obligados a buscar refugio en casa de amigos.
El problema comenzó cuando Laura, tras la separación, intentó recuperar su vivienda, que estaba alquilada. La inquilina, sin embargo, se negó a dejar el piso, convirtiéndose en una «inquiokupa». A pesar de que Laura es la propietaria y tiene una hipoteca sobre la vivienda, no pudo hacer uso de ella, lo que la llevó a una situación desesperante. «Nos quedamos en la calle», lamenta Laura, quien se siente desamparada por el sistema judicial que, según ella, no ha priorizado el bienestar de sus hijos.
### La injusticia de la situación
Laura considera que es una injusticia que su expareja, quien está pendiente de juicio por malos tratos, siga viviendo en la casa familiar mientras ella y sus hijos no tienen un lugar seguro donde quedarse. «En ningún momento se ha prestado atención al cuidado de ellos, nadie ha hecho nada por esos niños», afirma. La madre destaca que la vivienda debería ser un espacio seguro para sus hijos, donde puedan vivir tranquilos y con estabilidad emocional.
A pesar de haber obtenido la custodia, Laura enfrenta múltiples obstáculos. La única resolución judicial hasta ahora ha sido la sentencia de guarda y custodia, que le otorga a ella la responsabilidad de los niños. Sin embargo, su expareja ha comenzado a pagar la manutención, pero tiene un plazo hasta el 31 de agosto para regularizar su deuda o podría perder la vivienda que le fue otorgada en el juicio rápido.
Laura también ha denunciado a la inquilina ante el juzgado, buscando que se le permita recuperar su casa. Sin embargo, el proceso judicial ha sido lento y frustrante. La inquilina ha declarado ser vulnerable y ha solicitado un abogado de oficio, lo que ha retrasado aún más el desalojo. Laura se siente atrapada en un sistema que parece no tener en cuenta las necesidades urgentes de sus hijos. «Lo más triste es que no prevalezca el bien de unos niños», dice con tristeza.
### La lucha por un hogar
La situación de Laura es un reflejo de las dificultades que enfrentan muchas madres solteras en situaciones similares. A pesar de haber sido autónoma y haber solicitado ayudas, no ha recibido apoyo financiero. Su principal preocupación son sus hijos, quienes necesitan un hogar estable para su desarrollo emocional. La falta de un lugar seguro para vivir ha afectado su bienestar y su capacidad para trabajar.
Laura ha intentado recuperar su casa, pero el proceso de desalojo ha sido extremadamente lento. La inquilina, que ha dejado de pagar el alquiler, ha ofrecido solo pagos parciales, lo que ha complicado aún más la situación de Laura. «Necesito que se agilice, pero ahora me dicen que tengo que esperarme a que tenga un abogado de oficio», explica. La burocracia y la lentitud del sistema judicial han dejado a Laura y a sus hijos en una situación precaria.
La madre ha tenido que mudarse temporalmente a casa de una amiga, lo que ha afectado su capacidad para trabajar y cuidar de sus hijos. La falta de estabilidad ha sido un golpe duro para la familia, que se encuentra en una situación que ningún menor debería atravesar. Laura se siente impotente ante la injusticia que vive y está decidida a hacer públicas las dificultades que enfrenta, con la esperanza de que su historia sirva para visibilizar la problemática de muchas familias en situaciones similares.
La lucha de Laura Pérez es un llamado de atención sobre la necesidad de reformas en el sistema judicial y de apoyo a las madres solteras que enfrentan situaciones de violencia de género y desalojo. Su historia es un recordatorio de que, detrás de cada caso, hay vidas humanas que merecen ser escuchadas y protegidas. La búsqueda de un hogar seguro y estable para sus hijos es la prioridad de Laura, quien sigue luchando a pesar de las adversidades.