La vida de un militar está llena de sacrificios y dedicación a la patria, pero una vez que se cuelga el uniforme, muchos se enfrentan a un futuro incierto. Esta es la realidad que viven miles de exsoldados en España, quienes, tras décadas de servicio, se encuentran en la búsqueda de un nuevo propósito y empleo. La Fundación Roble y Machete, creada por el coronel retirado José Ignacio Acevedo, surge como una respuesta a esta problemática, ofreciendo apoyo a aquellos que han servido en las Fuerzas Armadas y que ahora enfrentan el desafío del desempleo y la reintegración social.
La fundación, que comenzó a operar en enero de 2024 en Alicante, se centra en ayudar a los veteranos de las unidades de Operaciones Especiales, quienes a menudo lidian con problemas de desempleo, salud mental y dificultades familiares. Acevedo, al observar la situación de sus compañeros, decidió actuar. «El Ministerio de Defensa es la fábrica más grande de parados de larga duración de España», afirma, reflejando la gravedad de la situación.
### Desafíos de la Reinserción Laboral
Uno de los principales obstáculos que enfrentan los exmilitares es la falta de formación en áreas fuera del ámbito militar. Durante su tiempo en el servicio, muchos no tienen la oportunidad de adquirir habilidades que les permitan competir en el mercado laboral civil. Esto se agrava por el hecho de que, al cumplir 45 años, los soldados deben dejar el Ejército a menos que consigan un ascenso o una plaza fija. La transición a la vida civil puede ser abrupta y desalentadora.
«Muchos rechazan el nuevo trabajo porque no se sienten valorados», explica Acevedo. A menudo, los exmilitares se sienten más capacitados que los puestos que se les ofrecen, pero carecen de la certificación necesaria para respaldar sus habilidades. Esto crea un ciclo de frustración y desánimo que puede llevar a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
La Fundación Roble y Machete ha implementado programas de asesoramiento y formación, pero la respuesta ha sido limitada. A pesar de haber conseguido becas para estudios de formación profesional, pocos exmilitares se han animado a solicitarlas. «¿Quién se pone a estudiar después de veinte años pegando tiros?», se pregunta José Ramón Rapallo, un miembro del patronato de la fundación y también sacerdote. Esta falta de interés en la formación puede ser un reflejo de la cultura militar, donde la acción y la disciplina son valoradas por encima del estudio académico.
### Un Futuro que Requiere Conciencia Social
La realidad de los veteranos es un problema que se intensificará en los próximos años. Con la profesionalización del Ejército, cada vez más jóvenes que ingresaron al servicio militar en la década de los noventa están alcanzando la edad de jubilación, y muchos de ellos se enfrentarán a la misma situación de desempleo y desamparo. La Fundación Roble y Machete busca crear conciencia sobre esta problemática, no solo entre los exmilitares, sino también en la sociedad en general.
«Está muy bien pensar en el Ejército cuando hay una catástrofe, es nuestro deber, pero luego la sociedad también debería devolverles a esos soldados parte de lo que ellos les han ofrecido durante años», dice Rapallo. La fundación ha comenzado a organizar eventos solidarios para recaudar fondos y dar a conocer su labor, como conciertos y coloquios con autores que abordan temas relacionados con la vida militar.
A pesar de los desafíos, la fundación ha logrado ayudar a decenas de veteranos a través de su red de apoyo, que incluye asesoramiento jurídico, ayudas sociales y oportunidades de integración laboral. Sin embargo, el camino por recorrer es largo. La fundación depende de donaciones y colaboraciones con universidades y otras entidades para continuar su labor. La necesidad de visibilidad es crucial, ya que muchos veteranos no saben que la ayuda está disponible o no se sienten cómodos pidiendo asistencia.
David, un beneficiario de la fundación, es un ejemplo de cómo el apoyo puede marcar la diferencia. A sus 58 años, ha enfrentado múltiples desafíos, incluyendo problemas de salud. Gracias a la ayuda de Roble y Machete, ha encontrado un camino hacia la recuperación y la reintegración. Su historia es un testimonio del impacto positivo que puede tener una red de apoyo bien estructurada.
La Fundación Roble y Machete no solo busca ayudar a los veteranos a encontrar empleo, sino que también trabaja para cambiar la percepción que la sociedad tiene sobre ellos. La transición de la vida militar a la civil no debería ser un camino solitario, y es fundamental que tanto los exmilitares como la sociedad en su conjunto reconozcan la importancia de este proceso. La labor de la fundación es un paso hacia la construcción de un futuro más esperanzador para aquellos que han dedicado su vida a servir a su país.