La tensión política en Cataluña se intensifica con la reciente convocatoria de Junts, el partido liderado por Carles Puigdemont, que ha llamado a sus cerca de 6.500 militantes a participar en una consulta interna. Esta votación tiene como objetivo ratificar la decisión de la dirección del partido de romper el acuerdo de investidura con el PSOE, un movimiento que ha generado un amplio debate dentro de la formación nacionalista. Los militantes tienen hasta el jueves a las 18 horas para expresar su opinión sobre la propuesta de finalizar el acuerdo debido a los supuestos incumplimientos por parte del gobierno socialista.
La consulta se produce en un contexto de creciente descontento entre los miembros de Junts, especialmente entre los alcaldes del partido, quienes han manifestado la necesidad de un cambio en la dirección. La cúpula del partido, que se reunió recientemente en Perpiñán, Francia, ha mostrado un apoyo unánime a la ruptura, lo que sugiere que la dirección está decidida a avanzar en esta línea. Sin embargo, la participación en la votación es un factor crítico; aunque se espera un apoyo mayoritario a la propuesta, una baja participación podría interpretarse como un mensaje de alerta hacia Puigdemont y su equipo.
La historia reciente de Junts está marcada por decisiones difíciles y divisiones internas. En 2023, el partido consultó a su militancia sobre el acuerdo de investidura con el PSOE, obteniendo un respaldo del 86% con una participación del 67%. Este acuerdo incluía condiciones para abordar el conflicto político entre Cataluña y el Estado español, así como la posibilidad de un referéndum de autodeterminación. Sin embargo, un año antes, la decisión de salir del Govern presidido por ERC fue más controvertida, con un 55% de los asociados votando a favor de la ruptura, lo que dejó al partido dividido.
La situación actual refleja la complejidad de la política catalana, donde las decisiones de Junts no solo afectan a su futuro, sino también al equilibrio de poder en la región. La ruptura con el PSOE podría tener repercusiones significativas en el Congreso, donde Junts ha sido un aliado clave para el gobierno de Pedro Sánchez. La dirección del partido ha dejado claro que no respaldará los Presupuestos Generales del Estado ni continuará con la mesa de diálogo en Suiza, lo que podría complicar aún más las relaciones entre Cataluña y el gobierno central.
La votación de los militantes no solo es un reflejo de la postura de Junts frente al PSOE, sino también una oportunidad para que los miembros del partido expresen su opinión sobre la dirección futura de la formación. La presión interna y el auge de nuevos actores políticos, como Aliança Catalana, han llevado a muchos a cuestionar la estrategia actual del partido. La dirección de Junts se enfrenta a un desafío considerable: mantener la cohesión interna mientras navega por un panorama político cada vez más fragmentado.
En este contexto, la consulta interna se convierte en un momento decisivo para Junts. La dirección espera un respaldo contundente que valide su estrategia, pero la historia reciente sugiere que la participación y el apoyo no siempre están garantizados. La votación podría ser un termómetro para medir el estado de ánimo de la militancia y su disposición a seguir la línea marcada por la cúpula del partido.
La política catalana, marcada por la búsqueda de la autodeterminación y las tensiones con el Estado español, continúa evolucionando. La decisión de Junts de romper con el PSOE podría ser un punto de inflexión en esta narrativa, con implicaciones que van más allá de la política local. A medida que se acerca la fecha de la votación, todos los ojos estarán puestos en la respuesta de los militantes y en cómo esta decisión afectará el futuro del partido y de Cataluña en su conjunto.
