En un reciente caso que ha captado la atención de la opinión pública en València, un vehículo Volkswagen T-Roc fue incendiado en la madrugada del pasado mes de agosto en Les Palmeres de Sueca. Este coche pertenecía al actual novio de una mujer que ha denunciado haber sido víctima de acoso y violencia machista por parte de su expareja, un concejal del Partido Popular de Alfara del Patriarca. La situación ha generado un debate sobre la relación entre el acoso, las amenazas y la violencia de género, así como sobre la respuesta del sistema judicial ante estos casos.
El incendio del vehículo, que fue marcado con la palabra «Puta» en la puerta, llevó a la denunciante a presentar una queja formal ante las autoridades. Sin embargo, medio año después, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número seis de València ha decidido archivar provisionalmente el caso de acoso y maltrato psicológico, argumentando que no se ha podido establecer una relación directa entre el incendio y el acoso denunciado. A pesar de que la causa por el incendio sigue abierta en el Juzgado de Instrucción número tres de Sueca, el juez ha considerado que no hay suficientes pruebas para calificar el incidente como un acto de violencia machista.
### La respuesta judicial y el contexto de la denuncia
El auto de archivo del caso ha generado controversia, ya que el juez ha argumentado que los contactos entre ex parejas en momentos de crisis son comunes y pueden ser interpretados como intentos de reconciliación. En este sentido, se ha puesto en duda la gravedad de las acciones del exconcejal, quien, según la denunciante, la acosaba sistemáticamente, esperándola a la salida del gimnasio y frente a su domicilio. La mujer ha relatado que su expareja llegó a dormir en el suelo del portal de su casa y realizó hasta 37 llamadas en un solo día.
El juez ha calificado estas acciones como «coacciones interpretables», sugiriendo que no hay evidencia suficiente para afirmar que la vida cotidiana de la víctima se haya visto alterada de manera significativa. Además, las supuestas amenazas, como «estás jugando con un fuego que no sabes controlar», no han sido consideradas lo suficientemente concretas como para constituir un delito. Esta interpretación ha llevado a la acusación particular a recurrir el sobreseimiento, argumentando que se ha dado credibilidad a la versión del presunto maltratador sin contrastar adecuadamente con la declaración de la víctima.
### La lucha contra la violencia machista y la percepción social
Este caso pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchas mujeres al intentar denunciar situaciones de acoso y violencia machista. La falta de acción judicial efectiva puede desincentivar a otras víctimas a presentar denuncias, perpetuando un ciclo de violencia y silencio. La percepción social sobre la violencia de género también juega un papel crucial en la forma en que se manejan estos casos. La idea de que las relaciones tumultuosas pueden justificar comportamientos abusivos es un concepto que necesita ser desafiado y erradicado.
La violencia machista no solo se manifiesta en actos físicos, sino también en formas de acoso psicológico que pueden ser igualmente devastadoras. La importancia de una respuesta judicial adecuada y sensible a las necesidades de las víctimas es fundamental para garantizar que se sientan apoyadas y protegidas. La sociedad debe trabajar en conjunto para crear un entorno donde las mujeres se sientan seguras al denunciar y donde los agresores enfrenten las consecuencias de sus acciones.
La situación actual en València refleja un problema más amplio que afecta a muchas comunidades. La lucha contra la violencia de género requiere un enfoque integral que incluya educación, sensibilización y un sistema judicial que responda de manera efectiva a las denuncias. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas puedan vivir sin miedo al acoso y la violencia.