La identidad valenciana ha sido un tema recurrente en la política de la Comunidad Valenciana, especialmente en los últimos años. Desde la llegada de Carlos Mazón al Palau de la Generalitat, se ha observado un cambio significativo en la narrativa y en las políticas que afectan a la cultura y la lengua de esta región. Este artículo explora cómo la administración actual está moldeando la identidad valenciana y las implicaciones de sus decisiones en el futuro de la comunidad.
La historia reciente de la Comunidad Valenciana está marcada por la lucha por el autogobierno y la promoción de la lengua y cultura valencianas. Durante las administraciones de Joan Lerma, Eduardo Zaplana y Francisco Camps, se sentaron las bases de un valencianismo que buscaba fortalecer la identidad regional. Lerma, por ejemplo, impulsó la llegada del valenciano al espacio público, mientras que Zaplana y Camps adoptaron enfoques más pragmáticos, buscando la paz lingüística y la integración de la comunidad en el contexto español.
Sin embargo, la llegada de Mazón ha traído consigo una nueva perspectiva que, según críticos, podría poner en peligro los logros alcanzados en términos de identidad y autogobierno. Desde su llegada, Mazón ha sido percibido como un líder más centrado en la gestión económica que en la promoción de la identidad valenciana. Su enfoque ha sido descrito como «más de impuestos que de banderas», lo que ha generado preocupación entre aquellos que ven en la identidad cultural un pilar fundamental para la cohesión social.
### La Lengua y el Conflicto Identitario
Uno de los aspectos más polémicos de la administración de Mazón ha sido su manejo de la lengua valenciana. La reciente aprobación de la ley de Libertad Educativa ha reabierto viejas heridas en torno al uso del valenciano en las escuelas, obligando a los padres a elegir entre diferentes modelos educativos. Esta medida ha sido criticada por muchos como un intento de desmantelar el avance del valencianismo, que había logrado establecer el valenciano como lengua cooficial y promover su uso en la educación y la vida pública.
Además, se han reportado severos recortes a la Acadèmia Valenciana de la Llengua, lo que ha llevado a cuestionar el compromiso del gobierno con la promoción de la lengua y la cultura valencianas. La eliminación de ayudas para la promoción del autogobierno y el desarrollo estatutario también ha sido vista como un retroceso en la lucha por la identidad valenciana. Estos cambios han generado un clima de incertidumbre y preocupación entre los defensores de la lengua y la cultura valencianas, quienes temen que la administración de Mazón esté alineada con una visión más provincialista y menos inclusiva.
### La Visión Provincialista y sus Implicaciones
La visión de Mazón sobre la Comunidad Valenciana ha sido descrita como provincialista, centrada en las tres provincias: Castellón, Valencia y Alicante. Esta perspectiva ha suscitado un debate sobre si esta división ayuda o perjudica la cohesión de la comunidad. Muchos argumentan que una visión provincialista puede fragmentar la identidad compartida de los valencianos, mientras que otros creen que es necesario reconocer las particularidades de cada provincia.
Susi Boix, abogada y politóloga, ha señalado que la nomenclatura que utiliza Mazón puede dar la impresión de que no se incluye a todas las provincias en la narrativa colectiva. Ella aboga por un enfoque que evite divisiones y fomente la vertebración de la comunidad. En este sentido, el papel de la sociedad civil se vuelve crucial. La promoción de figuras históricas como Jaume I, cuya muerte se conmemora el próximo año, podría ser una forma de unir a la comunidad y fortalecer la identidad compartida.
La administración de Mazón, sin embargo, parece estar más centrada en la gestión política que en la construcción de un proyecto comunitario inclusivo. Manuel Alcaraz, jurista y exconseller, ha criticado la falta de una visión amplia y cohesionadora en la política de Mazón, sugiriendo que su enfoque es más reactivo que proactivo. Esta falta de una estrategia clara podría tener consecuencias a largo plazo para la identidad y el autogobierno de la Comunidad Valenciana.
En resumen, la llegada de Carlos Mazón al Palau de la Generalitat ha marcado un cambio en la narrativa y las políticas que afectan a la identidad valenciana. Su enfoque más centrado en la gestión económica y su dependencia de Vox han generado preocupaciones sobre el futuro del valencianismo y la promoción de la lengua y cultura valencianas. A medida que la comunidad se enfrenta a estos desafíos, el papel de la sociedad civil y la necesidad de un proyecto colectivo inclusivo se vuelven más importantes que nunca.