Novak Djokovic, uno de los tenistas más exitosos de la historia, ha revelado sus planes de retirarse del deporte en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Este deseo no solo refleja su ambición deportiva, sino también un profundo anhelo de representar a su país, Serbia, en un momento tan significativo de su carrera. Sin embargo, su relación con Serbia ha cambiado drásticamente en los últimos años, lo que añade una capa de complejidad a su futuro.
### La Tragedia que Cambió Todo
La historia reciente de Djokovic está marcada por un trágico evento que tuvo lugar en noviembre de 2024, cuando un derrumbe en la estación de trenes de Novi Sad resultó en la muerte de 16 personas. Este suceso desató una ola de protestas en Serbia, lideradas por estudiantes que exigían un cambio político y denunciaban la corrupción del gobierno del presidente Aleksandar Vucic. Djokovic, conocido por su compromiso con su país, no dudó en expresar su apoyo a los manifestantes, lo que inicialmente lo convirtió en un héroe nacional.
Sin embargo, su postura pronto se tornó en contra de él. A medida que las protestas crecían, el gobierno serbio comenzó a ver a Djokovic como una amenaza. Los medios de comunicación afines al régimen lo acusaron de traición, y murales en su honor fueron vandalizados. La situación se volvió insostenible, y Djokovic se vio obligado a abandonar Serbia, trasladándose a Atenas con su familia en busca de un nuevo comienzo.
### Atenas: Un Nuevo Comienzo
La mudanza a Atenas no fue solo un cambio de residencia; fue una decisión estratégica. Djokovic y su familia se establecieron en Glyfada, un barrio residencial de la capital griega, donde sus hijos comenzaron a asistir a un prestigioso colegio privado. Además, Djokovic solicitó el «Golden Visa» griego, que le permite residir en el país sin necesidad de cumplir con un tiempo mínimo de estancia anual. Esta decisión refleja su deseo de encontrar un entorno más seguro y estable para su familia.
El exilio de Djokovic también ha tenido repercusiones en el ámbito deportivo. Ha decidido trasladar el torneo ATP 250 de Belgrado a Atenas, un movimiento que, aunque justificado por razones comerciales, tiene un trasfondo político evidente. Serbia pierde uno de sus eventos deportivos más importantes, mientras que Grecia se beneficia de esta nueva incorporación a su calendario deportivo.
### La Lucha por la Identidad
A pesar de su nueva vida en Grecia, Djokovic sigue sintiendo un fuerte vínculo con Serbia. Su deseo de representar a su país en los Juegos Olímpicos de 2028 es un testimonio de su amor por el tenis y su identidad nacional. Después de ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, Djokovic se siente motivado para repetir la hazaña en Los Ángeles. Sin embargo, es consciente de que su vida ha cambiado y que el tenis ya no es su única prioridad. «Quiero ser padre, esposo… compensar lo que sacrifiqué», ha declarado en varias entrevistas.
El tenista también ha reconocido que la nueva generación de jugadores, como Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, está marcando el camino en el tenis, pero aún siente que tiene mucho que ofrecer en la cancha. Su objetivo de cerrar su carrera defendiendo la bandera serbia en un escenario global es un acto simbólico que refleja su deseo de reconciliarse con su tierra natal, a pesar de las tensiones actuales.
### Un Futuro Incierto
La situación de Djokovic es un recordatorio de cómo el deporte y la política pueden entrelazarse de maneras inesperadas. Su viaje desde ser un ícono nacional a ser visto como un traidor es un reflejo de la polarización política en Serbia. A medida que se acerca a la etapa final de su carrera, Djokovic enfrenta no solo el desafío de competir en un nivel alto, sino también el de navegar su complicada relación con su país.
En un mundo donde los atletas son a menudo utilizados como símbolos de orgullo nacional, la historia de Djokovic plantea preguntas sobre la lealtad, la identidad y el sacrificio. Su deseo de representar a Serbia en los Juegos Olímpicos de 2028 no es solo un objetivo deportivo; es una búsqueda de redención y un intento de reconciliar su legado con su identidad nacional. A medida que se prepara para este último capítulo, el mundo del tenis y sus seguidores estarán atentos a cómo se desarrolla esta historia, que va más allá de las canchas y toca temas profundamente humanos.
