Los atracos a bancos han sido, a lo largo de la historia, un tema recurrente en la cultura popular y en la vida real. Sin embargo, la figura del atracador profesional ha ido desapareciendo, convirtiéndose en una especie en extinción. A pesar de esto, algunos delincuentes veteranos continúan operando, como es el caso de Alessandro S., un atracador italiano que, a sus más de 60 años, decidió volver a la acción en Andalucía. Este artículo explora cómo se llevó a cabo un atraco de más de 100.000 euros en un banco de Málaga, revelando las tácticas y la planificación detrás de este audaz golpe.
La vigilancia meticulosa de un atracador
Alessandro S. no es un atracador cualquiera. Con una carrera delictiva que abarca décadas, este hombre ha perfeccionado su técnica a lo largo de los años. Cuando los agentes de la Policía Nacional de Algeciras se enteraron de que había comenzado a moverse nuevamente, decidieron seguirlo de cerca. Desde el 10 de junio, un equipo de investigadores comenzó a observar sus movimientos, notando que tomaba precauciones inusuales para evitar ser detectado. Usaba un coche que no estaba a su nombre y vivía en una urbanización que no aparecía en los registros policiales.
Durante casi tres semanas, Alessandro realizó vigilancias en varias sucursales bancarias en Cádiz y Málaga. Su rutina era la de un jubilado: paseaba frente a los bancos, controlando los horarios de apertura y la frecuencia de las patrullas policiales. Esta estrategia le permitió pasar desapercibido, ya que nadie sospecharía de un hombre mayor que simplemente observa el entorno. Sin embargo, los investigadores estaban atentos a cada uno de sus movimientos, y pronto se dieron cuenta de que no estaba solo. Un segundo atracador, también de origen italiano y con antecedentes, se unió a él, lo que indicaba que el golpe estaba cerca.
El día del atraco, el 26 de junio, los policías estaban preparados. Sabían que el banco abriría a las ocho de la mañana, y se posicionaron estratégicamente para observar el desarrollo del evento. A las 8:11, un empleado llegó al banco, y en cuestión de segundos, Alessandro entró detrás de él, armado y con un disfraz que incluía gorra, gafas oscuras y una peluca. La calma y la confianza de los atracadores eran evidentes; sabían exactamente lo que estaban haciendo.
La ejecución del atraco
Una vez dentro, los atracadores no perdieron tiempo. Con pistolas en mano, amenazaron a los empleados y los obligaron a llevarlos a la caja fuerte. La grabación del atraco muestra cómo los delincuentes, a pesar de la tensión de la situación, actuaron con una tranquilidad sorprendente. Los policías que los seguían sabían que estos atracadores eran experimentados y que su profesionalismo les permitía manejar la situación con calma.
Una de las tácticas que emplearon fue lo que los investigadores llaman «cultura de supresión de la prueba». Esto implica que los atracadores toman medidas para ocultar su identidad, utilizando pelucas, gafas y otros elementos para evitar ser reconocidos por las cámaras de seguridad. Además, la mayoría de los atracadores profesionales utilizan guantes para no dejar huellas dactilares, y en este caso, Alessandro y su cómplice no fueron la excepción.
Mientras uno de los empleados era inmovilizado en el suelo, el otro fue obligado a abrir la caja fuerte. Los atracadores sabían que había un tiempo de retardo para que la caja se abriera, lo que les dio tiempo para actuar con calma. En aproximadamente veinte minutos, lograron llenar una bolsa con 108.500 euros en efectivo, además de llevarse las pistolas simuladas y una granada de mano que habían utilizado durante el atraco.
El desenlace
A medida que los atracadores salían del banco, los policías que habían estado observando el atraco desde dentro se prepararon para intervenir. Con una coordinación precisa, lograron detener a Alessandro y a su cómplice antes de que pudieran escapar. Mientras tanto, Rosa, la pareja de Alessandro, fue arrestada en el coche que había estado esperando con el motor en marcha, lista para huir.
Este caso pone de manifiesto no solo la audacia de los atracadores veteranos, sino también la eficacia de las fuerzas de seguridad en la vigilancia y captura de delincuentes. A pesar de que el arte del atraco ha cambiado con el tiempo, la experiencia y la planificación siguen siendo elementos clave en la ejecución de estos delitos. La historia de Alessandro S. es un recordatorio de que, aunque los tiempos cambian, algunos métodos permanecen, y la lucha entre el crimen y la ley continúa.