La avenida Costa Blanca, ubicada en Playa de San Juan, Alicante, se enfrenta a un notable aumento en el tráfico durante la temporada de vacaciones. Este fenómeno es consecuencia de la afluencia masiva de turistas y residentes que buscan disfrutar de las playas y el ambiente veraniego. La población del barrio, que normalmente cuenta con unos 30,000 habitantes, puede llegar a multiplicarse hasta 200,000 en los meses de verano, lo que genera un caos considerable en las vías de acceso y en la propia avenida.
La congestión se hace especialmente evidente en el tramo que va desde el cruce con la calle Sicilia hasta la glorieta de la Democracia. Los conductores pueden tardar hasta 35 minutos en encontrar un lugar para aparcar, lo que se convierte en una odisea diaria. La avenida, que cuenta con dos carriles, uno en cada dirección, y un espacio central para el tranvía, se ve saturada por una mezcla de coches, motos, taxis y autobuses. Este panorama, que contrasta con la belleza de las palmeras y la vegetación que adornan la zona, puede resultar frustrante para los conductores más pacientes.
Los testimonios de los residentes reflejan la desesperación que provoca la búsqueda de aparcamiento en esta época del año. Pepe Ripoll, un farmacéutico local, comenta que en verano es casi imposible encontrar un lugar donde estacionar. A partir de junio, él opta por aparcar en la cercana avenida de Bruselas, desde donde camina unos 7 u 8 minutos para llegar a su trabajo. Rosa María López, una bañista que visita la playa con su familia, también se queja del caos vehicular. Ella prefiere usar su coche privado debido a las complicaciones que presenta el transporte público, que requiere de varios trasbordos de tranvía.
El aumento del tráfico no solo afecta a los automovilistas, sino que también repercute en el transporte público. Los usuarios del autobús han notado que la congestión en la avenida dificulta la circulación de estos vehículos, especialmente en las zonas de ocio. Pablo Grau, un visitante de la zona, menciona que evita entrar en la avenida de Costa Blanca porque el tráfico se detiene fácilmente cuando varios coches intentan aparcar.
La asociación de vecinos Juntos Avanzamos, liderada por José Caracena, ha expresado su preocupación por la situación. Caracena señala que, aunque en invierno no hay problemas significativos, el verano trae consigo un aumento en el riesgo de accidentes debido a la congestión. Recientemente, se han registrado incidentes, como el atropello de una mujer de 74 años, lo que ha elevado la alarma entre los residentes.
Además de la congestión y los accidentes, los vecinos también se quejan del ruido constante de los vehículos, especialmente durante la noche, cuando la actividad de ocio en la avenida se intensifica. Este ruido, sumado a la velocidad excesiva de algunos conductores, crea un ambiente poco propicio para la convivencia. Jimmy Arenero, un hostelero de la zona, menciona que muchos peatones cruzan por lugares no permitidos para evitar caminar hasta los pasos de cebra, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
La situación se complica aún más con las obras en la avenida de Niza, que comenzaron en noviembre y han retrasado la finalización de los trabajos. Esto ha reducido la capacidad de aparcamiento en la zona, lo que agrava aún más la situación. Según Caracena, a las 8:30 de la mañana ya no hay espacio disponible para estacionar, lo que refleja la alta demanda de aparcamiento en una de las áreas más concurridas de Playa de San Juan.
A pesar de los desafíos, algunos residentes como María José Pérez consideran que el acceso a la avenida de Costa Blanca no es un problema, ya que hay opciones de transporte público disponibles. Sin embargo, muchos optan por el coche, lo que contribuye a la congestión. La combinación de un alto volumen de tráfico, la falta de aparcamiento y las obras en curso han convertido a la avenida Costa Blanca en un punto crítico durante la temporada alta.
La situación en Playa de San Juan es un reflejo de los desafíos que enfrentan muchas localidades turísticas en verano. La necesidad de encontrar un equilibrio entre el turismo y la calidad de vida de los residentes es fundamental para mejorar la experiencia tanto de los visitantes como de los habitantes locales. Las autoridades locales deberán considerar soluciones efectivas para gestionar el tráfico y garantizar la seguridad de todos los que disfrutan de esta popular zona costera.