La reciente polémica en la playa de Tabarca ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar los protocolos de inclusión en los servicios públicos. Un trabajador del servicio de baño adaptado generó un gran revuelo al afirmar que a la playa no podían acceder «rojos, separatistas ni etarras». Este comentario, grabado en un video que se volvió viral, ha llevado al Ayuntamiento de Alicante a abrir un expediente informativo al empleado, quien, según informes, ha pedido disculpas por sus declaraciones. La empresa responsable del servicio, Sealand On-Offshore Services, también se ha desvinculado de los comentarios del trabajador, enfatizando que no reflejan la postura de la compañía.
El incidente ha suscitado reacciones diversas entre los partidos políticos locales. Ana Barceló, portavoz del PSOE, calificó la situación como «muy grave», argumentando que las declaraciones del trabajador no solo son un mensaje de odio, sino que también vulneran la Constitución Española, específicamente los artículos que garantizan la igualdad y no discriminación. Barceló subrayó que este tipo de afirmaciones pueden dañar la imagen de Alicante, especialmente en un momento en que el sector turístico necesita confianza y reputación positiva.
Por su parte, Rafa Mas, portavoz de Compromís, ha criticado tanto al trabajador como a Vito Quiles, el agitador de ultraderecha que publicó el video. Mas ha señalado que este incidente evidencia un descontrol en las contratas del Ayuntamiento y ha exigido explicaciones sobre cómo una persona sin la capacitación adecuada puede representar un servicio público. En su opinión, el Ayuntamiento debe asumir la responsabilidad de garantizar un turismo de calidad y de controlar a las empresas que gestionan servicios esenciales.
Manolo Copé, portavoz de EU-Podemos, ha planteado preguntas sobre el futuro de Tabarca, sugiriendo que el verdadero desafío es encontrar un equilibrio que preserve la esencia de la isla, lejos de las polarizaciones políticas. Copé ha instado a centrar el debate en la protección del patrimonio natural y cultural de Tabarca, así como en la calidad de vida de sus residentes y la experiencia de los visitantes.
El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) también ha expresado su preocupación por las declaraciones del trabajador. Luis Vañó, presidente del Cermi en la Comunidad Valenciana, ha manifestado su rechazo y ha calificado las afirmaciones como de extrema gravedad. Vañó ha señalado que un servicio público diseñado para garantizar la inclusión de personas con movilidad reducida no puede convertirse en un altavoz de mensajes de odio. El Cermi ha solicitado al Ayuntamiento y a la empresa que tomen medidas disciplinarias, emitan una disculpa pública y revisen los protocolos de formación del personal para evitar que situaciones similares se repitan.
El servicio de baño adaptado en Tabarca fue adjudicado a Sealand On-Offshore Services el 1 de julio por un total de 581.407 euros. La empresa, con sede en Tarragona, ha enfatizado que el trabajador que aparece en el video no es un empleado de su compañía, sino un trabajador del servicio de atención al baño para personas con movilidad reducida y diversidad funcional. Esta aclaración ha generado aún más confusión sobre la responsabilidad y la gestión de los servicios públicos en la isla.
La situación ha puesto en el centro del debate la importancia de la formación y la supervisión en los servicios públicos, especialmente aquellos que tienen un impacto directo en la inclusión y la accesibilidad. La comunidad local y los visitantes esperan que el Ayuntamiento tome medidas efectivas para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias políticas o capacidades, tengan acceso a los servicios públicos sin discriminación.
La controversia en Tabarca es un recordatorio de que la inclusión no es solo un objetivo, sino una responsabilidad compartida que debe ser defendida y promovida por todos los actores involucrados en la gestión de servicios públicos. La respuesta del Ayuntamiento y de las empresas adjudicatarias será crucial para restaurar la confianza de la comunidad y asegurar que incidentes como este no se repitan en el futuro.