Carmen Jordá, a sus 37 años, se ha convertido en una figura emblemática y controvertida dentro del mundo del automovilismo femenino. Su trayectoria, marcada por desafíos y renuncias, la ha llevado a ser una de las pocas españolas en ocupar un rol oficial en la Fórmula 1. En una reciente conversación con Vicky Martín Berrocal, Jordá compartió su historia personal, revelando las luchas emocionales y sociales que ha enfrentado en un entorno predominantemente masculino.
### La Búsqueda de Identidad en un Mundo Masculino
Desde muy joven, Carmen tomó decisiones que reflejaban su deseo de encajar en un mundo donde las mujeres eran una rareza. A los 10 años, se cortó el pelo para parecerse a los chicos del circuito, un gesto que simbolizaba su lucha por ser aceptada. «Cuando iba al circuito, los chicos no querían jugar conmigo porque era una niña», confesó. Este acto marcó el inicio de una etapa en la que ocultó su feminidad, construyendo una coraza emocional que la alejaba de su esencia. En la entrevista, Jordá se mostró vulnerable al afirmar: «Soy una mujer muy sensible, aunque no lo parezca». Sin embargo, con el tiempo, ha aprendido a aceptarse y a no pedir disculpas por ser quien es.
La piloto también habló sobre su miedo a las relaciones, un tema que contrasta con su valentía al conducir a altas velocidades. «Tengo miedo a las relaciones», admitió, explicando que su carácter fuerte puede ser atractivo al principio, pero con el tiempo se convierte en un obstáculo. Esta dualidad entre su fortaleza y su vulnerabilidad es un tema recurrente en su vida, y ha influido en sus relaciones personales, especialmente con otros pilotos.
### Desafíos y Machismo en el Automovilismo
Carmen Jordá no ha estado exenta de enfrentar situaciones de acoso y abuso de poder en un deporte donde la competencia es feroz. Al ser preguntada sobre estas experiencias, fue clara: «Sí, he pasado por momentos muy incómodos». En un entorno donde las mujeres a menudo deben demostrar su valía más que sus homólogos masculinos, Jordá ha mantenido su integridad y se ha negado a ceder ante chantajes. Su postura firme ha generado controversia, especialmente en su defensa de campeonatos femeninos, donde argumenta que las diferencias físicas entre hombres y mujeres son significativas en categorías como la Fórmula 1.
«Por mucho que tú entrenes, nunca vas a tener el cuello ni los brazos que tiene Hamilton», reflexionó sobre las limitaciones físicas que enfrentan las mujeres en este deporte. A pesar de las críticas, Carmen sigue apoyando iniciativas como la F1 Academy, que busca fomentar la participación femenina en el automovilismo. Su objetivo es inspirar a las jóvenes a no tener miedo de perseguir sus sueños, sin importar las barreras que puedan encontrar.
La vida de Jordá no se limita a las pistas de carreras. Su dedicación y disciplina la han llevado a ser consultora en proyectos cinematográficos, como el de Tom Cruise, y embajadora de marcas internacionales. A pesar de las críticas y controversias que ha enfrentado, su legado en el automovilismo es innegable. Carmen Jordá ha abierto caminos para otras mujeres en este deporte, enfrentando estigmas y prejuicios con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
Hoy, desde su rol en la Comisión de la Mujer de la FIA, trabaja para que ninguna niña tenga que ocultar su esencia para subirse a un coche de carreras. Su historia es un testimonio de resistencia interior y del derecho a ser uno mismo sin pedir permiso. Carmen Jordá no solo es una piloto, sino un símbolo de cambio en un mundo que aún lucha por la igualdad de género.