Unos doscientos vecinos de Xixona se reunieron en el asilo local para expresar su deseo de que las religiosas que gestionan la residencia continúen su labor en el pueblo. Este encuentro, que tuvo lugar el pasado martes, fue una manifestación de apoyo a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, quienes han estado al frente del asilo durante más de un siglo. La preocupación por el futuro de esta institución ha crecido tras el anuncio de que podría cerrar debido a la falta de personal y a problemas de cumplimiento normativo.
La congregación, que ha sido un pilar en la comunidad durante 108 años, comunicó a los usuarios y sus familias que se verían obligados a cerrar las puertas del asilo. Este anuncio generó una gran inquietud entre los vecinos, especialmente aquellos que tienen familiares en la residencia o que contemplaban la posibilidad de ingresar a sus seres queridos en el futuro. La situación se tornó crítica cuando se supo que la falta de monjas y el incumplimiento de las normativas establecidas por la Conselleria de Servicios Sociales eran los motivos principales detrás de esta decisión.
En respuesta a esta situación, el Ayuntamiento de Xixona convocó un pleno extraordinario donde se aprobó una declaración institucional en apoyo a la labor de las religiosas. La alcaldesa, Isabel López, junto a otros concejales, se dirigió a los asistentes para comunicar que el asilo no se había vendido, lo que generó un alivio palpable entre los presentes. La regidora hizo un llamado a la unidad de todos los partidos políticos y a la comunidad para trabajar juntos en la búsqueda de soluciones que permitan mantener el asilo abierto.
La reunión entre los concejales y las religiosas duró aproximadamente quince minutos, durante los cuales se discutieron posibles alternativas para asegurar la continuidad del asilo. La madre superiora expresó que están realizando gestiones para mantener la residencia operativa, aunque reconoció las dificultades que enfrentan. La comunidad se mostró dispuesta a colaborar y a buscar soluciones que permitan que el asilo siga siendo un lugar de cuidado y atención para los ancianos de Xixona.
La situación del asilo ha puesto de manifiesto la importancia de este tipo de instituciones en la vida de las comunidades. No solo ofrecen un lugar seguro y acogedor para los ancianos, sino que también son un punto de encuentro y apoyo para las familias. La labor de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ha sido fundamental en la atención a las personas mayores, y su posible salida del pueblo representa una pérdida significativa para la comunidad.
En el contexto de esta crisis, el Ayuntamiento ha planteado la posibilidad de asumir la gestión del asilo, siempre y cuando la Generalitat transfiera las competencias y los recursos necesarios para su funcionamiento. Esta propuesta ha sido bien recibida por los vecinos, quienes ven en ella una oportunidad para garantizar la continuidad de un servicio esencial.
La preocupación por el futuro del asilo ha llevado a muchos vecinos a movilizarse y a expresar su apoyo a las religiosas. Durante la reunión en el asilo, se escucharon gritos de «no queremos que se marchen», reflejando el deseo de la comunidad de mantener esta institución vital. La respuesta de los vecinos ha sido un ejemplo de solidaridad y compromiso con el bienestar de los ancianos, quienes merecen un lugar donde recibir atención y cariño en sus últimos años.
La situación del asilo de Xixona es un claro reflejo de los desafíos que enfrentan muchas residencias en la actualidad. La falta de personal, el cumplimiento de normativas y la sostenibilidad económica son cuestiones que afectan a numerosas instituciones en toda España. Sin embargo, la respuesta de la comunidad de Xixona demuestra que, con unidad y esfuerzo conjunto, es posible encontrar soluciones que beneficien a todos.
La historia del asilo de Xixona es una historia de amor y dedicación hacia los ancianos, y la comunidad está decidida a luchar por su continuidad. La labor de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ha dejado una huella imborrable en el pueblo, y su posible salida no solo afectaría a los residentes actuales, sino también a las generaciones futuras que podrían necesitar de sus servicios. La comunidad se mantiene firme en su apoyo, y la esperanza de que el asilo siga abierto se convierte en un objetivo común para todos los vecinos de Xixona.