El 7 de octubre de 2000 marcó un hito en la historia del fútbol y la cultura británica. El antiguo estadio de Wembley, un símbolo de gloria y nostalgia, se despidió de su público tras 77 años de historia. En un partido cargado de emoción, Inglaterra se enfrentó a Alemania, y el mediocampista Dietmar Hamann selló el destino del viejo Wembley al marcar el último gol oficial en su césped. La derrota por 0-1 no solo significó el cierre de un capítulo deportivo, sino también el final de una era para el fútbol británico. La lluvia que caía sobre el estadio parecía reflejar la tristeza de los aficionados, quienes sabían que estaban viviendo un momento único e irrepetible.
### Un Estadio de Leyenda
Wembley no era solo un lugar para el fútbol; era un templo donde se vivieron momentos históricos. Desde su inauguración en 1923, el estadio fue testigo de innumerables finales de la FA Cup, de la final del Mundial de 1966, y de eventos que trascendieron el ámbito deportivo, como el legendario concierto Live Aid en 1985, donde Queen ofreció una de sus actuaciones más memorables. Además, grandes boxeadores como Henry Cooper y Cassius Clay también dejaron su huella en este icónico recinto. La mezcla de deporte y cultura hizo de Wembley un referente no solo en el Reino Unido, sino en todo el mundo.
Las dos torres blancas de Wembley, visibles desde lejos, se convirtieron en un símbolo de estabilidad y tradición. Sin embargo, la decisión de demoler el estadio en 2002 fue impulsada por la necesidad de modernizar y adaptar el espacio a las exigencias del siglo XXI. La demolición fue un proceso doloroso para muchos, pero también representó una oportunidad para reinventar el concepto de estadio.
### La Nueva Era de Wembley
El nuevo Wembley, inaugurado en 2007, fue diseñado por el arquitecto Norman Foster y se erigió como un coloso moderno con un arco de 133 metros de altura, que se ha convertido en un nuevo símbolo del deporte británico. Este estadio multifuncional no solo se enfoca en el fútbol, sino que también alberga conciertos, eventos y actividades durante todo el año, generando ingresos y convirtiéndose en un motor económico para la ciudad.
La transformación de Wembley ha influido en otros estadios alrededor del mundo. En Inglaterra, el Arsenal dejó su histórico Highbury para mudarse al Emirates Stadium en 2006, un espacio que también busca ofrecer una experiencia integral al aficionado. En Alemania, la renovación de estadios como el Allianz Arena en Múnich, con su fachada luminosa, marcó un nuevo estándar en la arquitectura deportiva. Alemania invirtió más de 1.500 millones de euros en la modernización de sus instalaciones deportivas, lo que demuestra la importancia de adaptar estos espacios a las necesidades actuales.
En España, la tendencia de construir estadios multifuncionales ha cobrado fuerza. El Athletic Club levantó el nuevo San Mamés en 2013, un estadio que combina tecnología avanzada y un diseño arquitectónico que rinde homenaje a su predecesor. El Atlético de Madrid también se unió a esta revolución con la inauguración del Metropolitano en 2017, un recinto que no solo alberga partidos de fútbol, sino que también se utiliza para conciertos y otros eventos.
La modernización de los estadios no se limita a Europa. En Arabia Saudí, se están planificando nuevos recintos para el Mundial de 2034, que prometen revolucionar la arquitectura deportiva. Estos nuevos estadios están diseñados para ser sostenibles y multifuncionales, reflejando una tendencia global hacia espacios que no solo sirven para el deporte, sino que también actúan como centros culturales y económicos.
La evolución de Wembley y otros estadios ha cambiado la percepción de lo que un estadio puede ser. Ya no son solo lugares donde se juega al fútbol; son espacios que generan ingresos durante todo el año, ofrecen experiencias únicas y se integran en el tejido social de las ciudades. La sostenibilidad y la inclusión son ahora prioridades en el diseño de estos recintos, que buscan ser accesibles y respetuosos con el medio ambiente.
El legado del viejo Wembley perdura en la memoria colectiva, pero su demolición no fue un final, sino el inicio de una nueva era. La modernidad y la innovación han tomado el relevo, y el espíritu de Wembley sigue vivo en cada nuevo estadio que se construye, recordándonos que el deporte, la cultura y el entretenimiento pueden coexistir y prosperar juntos.