En un caso que ha captado la atención pública, una mujer ha sido condenada a dos años de prisión por el Tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia, tras ser hallada culpable de un delito de estafa. La acusada, quien transfirió 149.400 euros de la cuenta de su marido a su propia cuenta, lo hizo aprovechando la vulnerabilidad de su pareja, quien había sido diagnosticado con un tumor cerebral. La sentencia también incluye la obligación de devolver el dinero apropiado y el pago de una multa de 1.200 euros.
La mujer, que había estado casada con el fallecido durante 27 años, argumentó durante el juicio que las transferencias fueron realizadas a petición de su marido, quien supuestamente deseaba que el dinero fuera para ella. Sin embargo, el tribunal determinó que las transferencias se realizaron sin el conocimiento ni la autorización del titular de la cuenta, quien se encontraba en una fase crítica de su enfermedad y no tenía la capacidad mental para realizar tales operaciones. La última transferencia se realizó solo dos días antes de su muerte, lo que llevó al tribunal a calificar la acción de la mujer como un engaño «mayúsculo».
### La Vulnerabilidad del Paciente y la Manipulación de la Confianza
La situación del marido, quien padecía un tumor cerebral, fue un factor clave en el juicio. La sentencia destacó que el deterioro físico y mental que acompaña a esta enfermedad impidió al hombre comprender las transacciones que se estaban llevando a cabo. A pesar de las alegaciones de la defensa, que sostenía que el hombre no había perdido su capacidad volitiva, el testimonio de los médicos que lo atendieron fue contundente. Ellos afirmaron que el estado de salud del paciente le impedía realizar transacciones de manera consciente y efectiva.
Durante el juicio, se presentó evidencia de que la mujer había realizado dieciséis transferencias entre julio y octubre de 2019, con montos que variaban entre 900 y 15.000 euros. La última de estas transferencias, de 2.000 euros, se realizó en un momento crítico, cuando el hombre estaba en «fase agónica». Los hijos del fallecido, quienes argumentaron que su padre deseaba que el dinero fuera heredado por ellos, sostuvieron que el hombre no tenía la capacidad para tomar decisiones financieras en ese momento.
La defensa de la mujer intentó argumentar que el fallecido había manifestado su deseo de que el dinero fuera para su esposa, pero el tribunal no encontró credibilidad en este testimonio. La sentencia subrayó que, si realmente el marido hubiera querido transferir el dinero, lo habría hecho en una sola operación, en lugar de múltiples transferencias que se realizaron sin su conocimiento.
### La Reacción de los Hijos y el Papel del Banco
Los hijos del fallecido se enteraron de las transferencias sospechosas cuando solicitaron un extracto de las cuentas de su padre. Al revisar los movimientos, se dieron cuenta de que el dinero que su padre había ahorrado estaba desapareciendo rápidamente. El director del banco, al notar las inusuales transacciones, intentó comunicarse con el marido, pero finalmente habló con la esposa, quien justificó las transferencias alegando que estaban planeando comprar una casa.
El director del banco también testificó sobre la «obsesión» de la mujer por acceder a los fondos de su marido, lo que llevó a múltiples reclamaciones para obtener el dinero antes de que finalizara el año. Este comportamiento fue considerado como un indicio de la intención de la mujer de aprovecharse de la situación de su esposo, quien ya no podía defenderse ni tomar decisiones sobre su patrimonio.
La sentencia del tribunal no solo condena a la mujer a prisión, sino que también le exige que devuelva el dinero apropiado, más los intereses correspondientes, al caudal hereditario del fallecido. Este caso pone de relieve la importancia de la protección de los derechos de los pacientes vulnerables y la necesidad de una supervisión adecuada en la gestión de sus finanzas, especialmente en situaciones de enfermedad grave. La decisión del tribunal también envía un mensaje claro sobre las consecuencias legales de la manipulación de la confianza en relaciones familiares, especialmente en momentos de vulnerabilidad extrema.