El mundo del boxeo británico se encuentra de luto tras la inesperada muerte de Ricky ‘The Hitman’ Hatton, quien fue hallado sin vida en su hogar en Hyde, Greater Manchester, el pasado 14 de septiembre. La noticia ha conmocionado a aficionados y colegas, quienes recuerdan su legado y la huella que dejó en el deporte. Hatton, de 46 años, fue encontrado por la policía tras una llamada de un miembro del público, y aunque las autoridades han indicado que no se sospechan circunstancias extrañas, la tristeza por su partida es palpable en la comunidad deportiva.
### Un Regreso Anhelado y una Carrera Brillante
Ricky Hatton había anunciado su regreso a los rings después de 13 años de inactividad, con un combate programado para el 2 de diciembre en Dubái contra Eisa Al Dah. Su carrera, que abarcó desde 1997 hasta 2012, estuvo marcada por un impresionante récord de 45 victorias en 48 peleas, de las cuales 32 fueron por nocaut. Hatton se destacó en las categorías de superligero y wélter, logrando títulos mundiales y convirtiéndose en uno de los boxeadores más queridos y respetados del Reino Unido.
Su trayectoria fue notable, manteniéndose invicto en 43 combates hasta que sufrió su primera derrota ante Floyd Mayweather Jr. en 2007, seguida de otra contra Manny Pacquiao en 2009. Estas derrotas no solo afectaron su carrera profesional, sino que también desencadenaron una crisis personal que Hatton compartió abiertamente en entrevistas posteriores. Reconoció haber enfrentado problemas con el alcohol y las drogas, lo que lo llevó a un camino de autodestrucción que lo marcó profundamente.
### Luchas Personales y Legado Duradero
La vida de Hatton estuvo llena de altibajos, y su lucha contra las adicciones fue un tema recurrente en su vida. En 2010, un video que mostraba su estado de deterioro fue publicado, lo que resultó en su ingreso en una clínica de rehabilitación. En varias entrevistas, Hatton expresó lo cerca que estuvo de perder su vida debido a su consumo excesivo de alcohol y drogas. En un momento, llegó a beber hasta 25 pintas de Guinness al día, combinando el alcohol con cocaína para prolongar sus sesiones de consumo. Estas revelaciones no solo mostraron su valentía al hablar de sus demonios, sino que también resaltaron la importancia de la salud mental en el deporte.
El distanciamiento de su entrenador histórico, Billy Graham, y las tensiones familiares tras sus derrotas intensificaron su aislamiento, lo que Hatton describió como una bola de nieve que arrastró su estabilidad emocional. A pesar de sus luchas, Hatton dejó un legado imborrable en el boxeo, siendo ingresado en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional en 2024. Su estilo de pelea, su conexión con el público y su amor por el Manchester City, al que siempre hacía referencia al entrar al ring con el himno ‘Blue Moon’, lo convirtieron en una figura icónica.
Tras su muerte, las muestras de cariño y respeto no se hicieron esperar. Tyson Fury, otro gran boxeador británico, expresó su tristeza en redes sociales, afirmando que «solo habrá un Ricky Hatton». Manny Pacquiao, quien fue uno de sus rivales más destacados, también recordó a Hatton como un gran luchador y un hombre bondadoso. La Asociación Mundial de Boxeo lo describió como un «verdadero campeón» y un «espíritu indomable», asegurando que su legado vivirá en cada pelea y en los corazones de los aficionados al boxeo.
La vida de Ricky Hatton es un recordatorio de que, a pesar de los logros y la fama, los deportistas también enfrentan desafíos personales que pueden ser devastadores. Su historia es un mosaico de éxitos, adicciones y pérdidas, y su muerte subraya la necesidad de cuidar la salud mental de los atletas, quienes a menudo ocultan sus heridas tras el brillo del éxito. Hatton será recordado no solo por su entrega en el ring, sino también por su sinceridad al hablar de sus luchas, dejando una huella indeleble en el mundo del boxeo y en la vida de quienes lo admiraron.