En mayo, Lydia se encontró en una situación desgarradora al solicitar el internamiento de su hijo Héctor, quien padece esquizofrenia y un trastorno de personalidad. En ese momento, cuando el juez le preguntó si tenía miedo de su hijo, ella respondió que no, aunque admitió tener respeto. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente y ahora Lydia siente un profundo miedo por su seguridad y la de su esposo. Desde mayo, Héctor ha estado ingresado en el Hospital General, pero el personal psiquiátrico ha informado a la familia que pronto le darán el alta, ya que el hospital no es adecuado para pacientes crónicos. A pesar de que un juez había ordenado su internamiento en un centro de salud mental, el IVASS, que se encarga de su curatela, no tiene plazas disponibles en ningún centro adecuado. Esto significa que, al ser dado de alta, Héctor regresará a casa, donde su madre teme por su vida debido a la fijación agresiva que él tiene hacia ella.
La situación de Héctor no es única; muchos pacientes con trastornos mentales severos enfrentan la misma realidad. La falta de recursos y plazas en centros de salud mental ha llevado a que muchos pacientes sean devueltos a sus hogares, donde las familias a menudo no están equipadas para manejar la complejidad de sus condiciones. En el caso de Héctor, su madre ha vivido una pesadilla constante, ya que sus brotes se han vuelto más frecuentes y violentos. Desde su ingreso, ha habido múltiples fugas, y en una ocasión, la policía tuvo que intervenir para llevarlo de vuelta al hospital después de que se negara a regresar. La angustia de Lydia es palpable; cada vez que su hijo regresa a casa, se siente atrapada en un ciclo de miedo y ansiedad.
La falta de plazas en centros de salud mental es un problema que ha sido reconocido por las autoridades. Desde la Conselleria de Servicios Sociales, se ha señalado que la situación es heredada y que no se han creado nuevas plazas en ocho años. Esto ha llevado a que muchos pacientes, como Héctor, sean devueltos a un entorno familiar que no puede garantizar su seguridad ni la de los demás. La Conselleria ha indicado que la vuelta a casa es el protocolo habitual, ya que Héctor nunca había estado internado antes de su hospitalización. Sin embargo, esto plantea serias preguntas sobre la capacidad del sistema para manejar casos complejos y peligrosos.
Lydia ha expresado su desesperación ante la falta de acción por parte del IVASS. Se pregunta si las autoridades están esperando a que ocurra una tragedia antes de actuar. La situación de su hijo es un reflejo de un problema más amplio en la atención de la salud mental en la comunidad. La falta de recursos y la escasez de plazas en centros especializados han llevado a que muchos pacientes sean devueltos a sus hogares, donde las familias a menudo se sienten desbordadas y sin apoyo.
La historia de Lydia y Héctor es un recordatorio de la necesidad urgente de mejorar los servicios de salud mental y garantizar que los pacientes reciban la atención adecuada. La salud mental es un aspecto fundamental del bienestar general, y es crucial que las autoridades tomen medidas para abordar la falta de recursos y garantizar que los pacientes y sus familias no se enfrenten a situaciones tan peligrosas y angustiosas. La comunidad necesita un sistema de salud mental que no solo trate a los pacientes, sino que también apoye a las familias que a menudo se encuentran solas en su lucha por cuidar a sus seres queridos. La historia de Lydia y su hijo es un llamado a la acción para todos nosotros, para que no solo se escuche su voz, sino que se tomen medidas concretas para mejorar la atención de la salud mental en nuestra sociedad.